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Conversamos con nuestro Secretario Gremial, Oscar “Cacho” Pereyra, acerca de los desafíos del gremio durante este particular 2020 que nos enfrentó a la pandemia del COVID- 19 y a una fuerte crisis económica. 

 

¿A partir de la pandemia cómo se transformaron las visitas a las fábricas?

Con la llegada de la pandemia del COVID-19 nuestra actividad fue declarada “esencial” por el decreto 297/20, por lo que nuestros compañeros y compañeras siguieron trabajando normalmente con las excepciones que contempla la resolución: trabajadores mayores de 60 años, embarazadas, personas incluidas en el grupo de riesgo y trabajadores con obesidad. Además, en nuestro Consejo Directivo tenemos compañeros exceptuados de prestar tareas por dichas resoluciones. Esto nos impuso limitaciones para llegar a las fábricas en un primer momento de confusión por lo inédito de la situación; luego nos fuimos acomodando y buscando los mecanismos para estar cerca de las compañeras y compañeros.

 

¿Qué medidas se impulsaron para cuidar la salud de las trabajadoras y trabajadores? ¿Surgieron dificultades al momento de implementar los protocolos sanitarios en las fábricas?

 Nos tuvimos que adaptar, “no sin esfuerzo”, a la nueva realidad, utilizando las plataformas tecnológicas, manteniendo audiencias y plenarios de delegados y delegadas en forma virtual, todo esto por expresa indicación de nuestro Secretario General, Rodolfo Daer,  cuya preocupación constante es la de estar cerca de las compañeras y compañeros para poder resolver sus problemas.

 

¿Cómo lograron sostener el contacto con las delegadas y delegados?

    Organizamos un diagrama de emergencia, nombrando coordinadores zonales que visitan las fábricas para reforzar el trabajo en aquellas empresas cuyos referentes gremiales estaban aislados. También dispusimos compañeras y compañeros con la tarea permanente de llamar a los establecimientos para conversar telefónicamente con las y los trabajadores para interiorizarnos de los problemas que pudieran surgir diariamente.

 

¿Cuáles fueron los conflictos que surgieron en las fábricas? ¿Cómo se los enfrentó?

Los primeros tiempos de la pandemia fueron los más duros, todo era nuevo y las resoluciones del Ministerio de Salud y de Trabajo se sucedían una tras otra. En un principio las empresas eran reacias al cumplimiento estricto de los protocolos. Nuestra lucha fue en todo momento para que se cumpliera a rajatabla los protocolos sanitarios ya que consideramos que la salud  de nuestros compañeros y compañeras está por encima de los intereses de producción y ganancias de las empresas.

         Tuvimos  diferentes tipos de conflictos, la mayoría vinculados a la problemática del COVID -19, otros fueron por atraso o falta de pago (quincena, aguinaldo, aumentos, etc)   suspensiones por falta o disminución de trabajo e intentos de precarizar las condiciones laborales. Todo esto se fue resolviendo a través de distintos mecanismos, como paros,  bloqueos, inspecciones y audiencias virtuales en el Ministerio de Trabajo.

 

¿Qué desafíos implicó la pandemia? 

En definitiva, la pandemia nos enfrentó a una nueva realidad donde hubo que reformular hábitos de trabajo y comunicación. Son tiempos complejos en los que se nos presentan problemas que solo podremos superar con UNIDAD Y COMPROMISO.

 

¿Cuáles son las expectativas para el 2021?

         Esperamos que el 2021, vacuna mediante, sea un año donde podamos reencontrarnos con todos nuestros compañeros y compañeras para seguir luchando por un salario digno y por mejores condiciones laborales, como siempre lo hizo la Agrupación Verde.

       También será un año para seguir organizándonos y llegar cada vez a más fábricas para que, a través de la participación democrática de las trabajadoras y trabajadores, poder elegir delegados donde no los hay todavía, ya que son el pilar fundamental de nuestro Sindicato.

 

 

*Entrevista publicada en la Revista Nuestra Voz, comunicación interna del STIA Bs. As., en Diciembre 2020